9 de abril de 2009

La crisis economica del siglo XX .


LAS CRISIS ECONÓMICAS DEL SIGLO XX.
LA GRAN DEPRESIÓN DE 1929, EL FMI Y LA RECESIÓN DE 1982. EJEMPLOS DE UN PROBLEMA GLOBAL


INTRODUCCIÓN

Durante el siglo XX se han sucedido grandes cambios nunca antes visto en la historia de la humanidad. El hombre en su constante lucha para vivir en armonía y equilibrio a sido capaz de llevar adelante grandes avances tecnológicos y científicos, los que en la mayoría de los casos les han reportado beneficios significativos, mientras en otros tantos la solución no ha sido la esperada. Entre estas búsquedas de armonía y equilibrio se cuenta el incesante sondeo por superar la pobreza y lograr el desarrollo de los estados nacionales. Pero esta situación más de algún problema a traído, pues la lucha económica a generado, en ocasiones el predominio económico de Estados mayores por sobre pequeños Estados, lo que ha llevado como secuela la lucha bélica, magnificada en las primeras décadas de la centuria; inflación, desempleo, pobreza y desazón llevaron al surgimiento de verdaderos totalitarismos enemistados con las políticas capitalistas de los países más democráticos.
Una vez terminadas las guerras mundiales se pensaba que el avance económico era inminente, pues craso error, los problemas persistieron y soluciones como el FMI solo vinieron a dar respuesta, las más de las veces, a situaciones coyunturales y no así a situaciones globales. Pero el problema económico siguió viviendo y otra debacle mundial nos pondría en alerta cuando países en vías de desarrollo se declararon morosos no estando en posibilidad de pagar su deuda externa –como el caso de México en 1982- lo que afectó en gran parte a la economía mundial y principalmente a países pequeños como el nuestro. El problema tuvo solución al corto plazo, pues durante el año pasado y este que termina nos hemos visto envueltos en una nueva crisis económica esta vez generada en el sudeste asiático.
En fin lo que petendremos abordar no es un gran tema de carácter general, más bien nos fijarnos en “ciertas medidas” tomadas por los grandes estados para solucionar este “cáncer” del siglo XX que ha sido el problema económico, así pues luego de la gran depresión de 1929, políticas económicas impulsadas por Rossvelt; como el New Deal, tuvieron la intención de dar salida a un problema estructural, posteriormente analizaremos el problema, vale decir cuales fueron las medidas impulsadas y cuales fueron los problemas que generó en el mundo esta depresión. Posteriormente, en este seguimiento noticioso, abordaremos la creación del FMI que vino a dar solución a distintos problemas y como, desde su perspectiva, se enfrentó el problema económico (recesivo) de 1982. Para concluir con las políticas económicas del capitalismo durante el siglo XX.
En el curso de este trabajo hemos incorporado noticias importantes que se generaron durante los años de 1929 y 1982, para saber que sucedía en el contexto internacional.

La Gran Depresión

Crisis económica mundial iniciada en octubre de 1929, a causa del conocido como crac de 1929, y que se prolongó durante los primeros años de 1930, extendiéndose geográficamente desde Estados Unidos al resto del mundo capitalista. Durante la década de 1920, cuando los negocios prosperaban en Estados Unidos, la agricultura entraba en recesión. En lo que respecta a la situación europea, la hiperinflación se apoderó de la economía alemana, no pudiendo pagar las enormes reparaciones de guerra impuestas tras la I Guerra Mundial. En otros países los conflictos sociales iban en aumento.
Cuando los precios de las acciones se desmoronaron en Wall Street en 1929, los bancos estadounidenses empezaron a exigir el pago de los préstamos que habían concedido a otros países, al igual que a personas individuales que no podían devolverlos. Al mismo tiempo, aquellas personas que tenían depositado el dinero en los bancos perdieron la confianza y empezaron a retirarlo. Al no tener dinero para devolver los depósitos, muchos bancos empezaron a quebrar. La escasez de dinero implicaba que había menos dinero para invertir en las industrias y menos dinero para comprar productos agrícolas e industriales. En 1932 la mayor parte de los bancos de Estados Unidos habían tenido que cerrar.

















La crisis provocó grandes tasas de desempleo y desocupación: catorce millones de personas en Estados Unidos, seis en Alemania y tres en el Reino Unido. En Australia la tasa de desempleo era incluso mayor que en Estados Unidos y el Reino Unido juntos. Se estima que la quinta parte de la población británica vivía por debajo del umbral de pobreza a mediados de la década de los años 30.
La elección para presidente de Franklin D. Roosevelt y el establecimiento del New Deal en 1932 permitió recuperar la confianza en Estados Unidos y marcó el principio del fin de la Depresión. Sin embargo, en Alemania, la desaparición de la financiación exterior, a principios de la década de 1930, y el consiguiente aumento de las dificultades económicas, dieron lugar a la aparición del nazismo y la llegada al poder de Adolf Hitler. En otros países, aparecieron grupos políticos de tendencia fascista o totalitaria que acabaron por triunfar amparados relativamente en la estela de la Gran Depresión.
En muchos países la Gran Depresión provocó un cambio en las actitudes políticas y en la actuación de los gobiernos a favor de medidas promotoras del estado del bienestar. Pero la Gran Depresión también creó las condiciones para que estallara la II Guerra Mundial .

Ver en Historia del siglo XX. THE TIMES. Times Books Ltd., a división of Harper Collins, 1ª edición 1996














Los ‘Tres Grandes’
De izquierda a derecha, el líder soviético Iósiv Stalin, el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico sir Winston Churchill reunidos en Teherán en 1943 para elaborar la estrategia militar y la política europea de la posguerra, en el momento cumbre de la alianza entre el Este y el Oeste. Se decidió invadir Francia en 1944, pese a la oposición de Churchill. Los dirigentes de estas tres grandes potencias pasaron a ser conocidos como los ‘Tres Grandes’.



New Deal (nuevo reparto)
Política aplicada en Estados Unidos por el presidente Franklin Delano Roosevelt en 1933, y concretamente las medidas innovadoras adoptadas desde ese año hasta 1938 para contrarrestar los efectos de la Gran Depresión (1929).
Tanto Roosevelt como el Congreso de Estados Unidos aprobaron un programa de medidas económicas y se crearon nuevos organismos federales para intentar reducir el desempleo y restablecer la prosperidad mediante una serie de nuevos servicios, regulaciones y subsidios. Fue diseñado con la ayuda del denominado Brain Trust (gabinete de expertos que asesoró al presidente especialmente en materia económica).




Crack de 1929

Fue la caída del índice general de la Bolsa de Nueva York ocurrida en 1929. En 1927, tras un periodo de fuertes inversiones en el extranjero y con una economía creciente, los financieros estadounidenses que operaban en Wall Street se centraron en el mercado interior. A medida que compraban valores nacionales aumentaban los precios de las acciones y los títulos valores estadounidenses. Cuanto más compraban, mayor era la subida de los precios, lo que atraía a un mayor número de inversores. A mediados de 1929 nueve millones de estadounidenses (de una población de 122 millones) habían invertido sus ahorros en el mercado de valores. Muchos de estos inversionistas habían colocado todos sus ahorros en la Bolsa, animados por asesores económicos incompetentes o malintencionados. Se crearon nuevas empresas con fines especulativos y, debido a la fe ciega que se tenía en la capacidad del mercado para crear rendimientos espectaculares, sus acciones aumentaron de precio con rapidez. En marzo de 1929 Herbert Hoover fue nombrado presidente. Su antecesor, Calvin Coolidge afirmaba que el precio de las acciones era todavía muy bajo. Pero algunos empezaron a temer que, como todas las burbujas de jabón, también ésta tendría que explotar. El banco de la Reserva Federal estadounidense aumentó en un 1% el tipo de interés y aconsejó a sus bancos que no concediesen créditos para invertir en la Bolsa —consejo del que se retractó poco después debido a que uno de los directores de la Reserva tenía intereses en el mercado de valores .
Con el tiempo algunos profesionales financieros pensaron que tal vez fuera más rentable invertir en otros activos fuera de la Bolsa, por lo que empezaron a vender sus activos bursátiles. Se inició un fuerte movimiento vendedor. El 23 de octubre se vendieron seis millones de acciones, a precios cada vez menores. Al día siguiente, el denominado ‘jueves negro’, se vendió el doble. El lunes se vendieron nueve millones de acciones; el precio de éstas había caído en más de 14.000 millones de dólares en menos de una semana. En el ‘martes negro’ se colapsó la Bolsa; el precio de las acciones de las mayores empresas, como General Electric o Woolworth, también cayó. Ese día se vendieron más de 16 millones de acciones, con una pérdida de valor superior a los 10.000 millones de dólares. Lo ocurrido en Wall Street se reprodujo de una forma vertiginosa en las demás bolsas de Estados Unidos, desde Chicago hasta San Francisco.
Fue un triste final para un decenio marcado por el optimismo, el alto nivel de empleo y la prosperidad. Como es obvio, a partir de esta crisis desapareció la confianza en la banca, los banqueros, la Bolsa y los agentes financieros. Se generalizaron las dimisiones y las quiebras. El impago y la morosidad en las hipotecas se disparó. La clase media se redujo. Muchas personas quedaron sin trabajo; aumentó el desempleo en más de dos millones de personas en menos de seis meses. Aunque muchos analistas pensaron al principio que se trataba de un ajuste pasajero del mercado, el crack de Wall Street marcó el inicio de la Gran Depresión de la década de 1930, sentando las bases para la adopción del programa del New Deal por Franklin D. Roosevelt en 1933. Asimismo, este crack influyó de forma muy negativa en economías pujantes como la argentina, la mexicana o la brasileña .

Las primeras medidas
La abrumadora victoria de Roosevelt en las elecciones de 1932, unida a la peor crisis económica de la historia de Estados Unidos, abrió el camino para la aplicación de una nueva legislación en 1933. La Emergency Banking Act (Ley de Emergencia Bancaria) establecía inspecciones federales en los bancos para contribuir a restablecer la confianza de la población en las instituciones financieras tras la quiebra generalizada de estas entidades. La segunda ley dictaba normas bancarias mucho más rigurosas y ofrecía un seguro a los depositantes a través de la Sociedad de Seguros de Depósitos Federales. Dos leyes, una de 1933 y otra de 1934, establecían reglamentos detallados para el mercado bursátil, controlados por una nueva Comisión de Bolsa y Valores. El problema de la vivienda se trató en varios proyectos de ley que suministraban ayudas hipotecarias a los agricultores y propietarios de inmuebles y ofrecían garantías de préstamo a los compradores de casas a través del Instituto Federal de la Vivienda . El Instituto de Ayudas de Emergencia Federal extendió la concesión de fondos de socorro a los estados y el Cuerpo de Conservación Civil proporcionaba empleos a los hombres jóvenes bajo una cierta disciplina militar. El Congreso creó la Tennessee Valley Authority (TVA, Administración del Valle de Tennessee) para explotar las posibilidades de navegabilidad del río Tennessee, aplicar medidas para controlar sus inundaciones y surtir de energía eléctrica a una amplia zona del sureste de Estados Unidos.
Las leyes más importantes de 1933 afectaban a los principales sectores económicos. Como culminación de una década de disputas, el Congreso promulgó en 1933 un nuevo y complejo decreto sobre la agricultura, la Agricultural Adjustment Act (Ley de Regulación de la Agricultura). En ella se establecían varios mecanismos para aumentar los precios de los productos agrícolas, pero el más extendido consistió en la reducción pactada del excedente de las cosechas a cambio de subvenciones del gobierno. La National Industrial Recovery Act (NIRA, Ley de Recuperación Industrial Nacional) fue la medida más innovadora de la primera etapa del New Deal. Constaba de dos programas principales : una gran labor de obras públicas, llevada a cabo por la Administración de Obras Públicas y un complicado programa destinado a regular el funcionamiento de las empresas estadounidenses y garantizar una competencia leal. El Instituto de Recuperación Nacional aprobó y aplicó un conjunto de códigos sobre competitividad en cada sector.

El segundo New Deal
Muchos de los anteriores decretos fueron declarados inconstitucionales por la Corte Suprema de Estados Unidos. Estos contratiempos, unidos a una creciente oposición a la política de Roosevelt, motivaron la promulgación de una nueva legislación que comenzó a aplicarse en 1935, y a la que algunos analistas denominaron segundo New Deal. Estas son algunas de las medidas adoptadas: se aumentaron los impuestos de las clases adineradas, se elaboraron normas estrictas para controlar las empresas de servicios privados, se asignaron ayudas para el Instituto de Electrificación Rural, y se creó el equivalente a una declaración de derechos de las fuerzas sindicales. La National Labor Relations Act (Ley de Relaciones Laborales) de 1935 otorgaba protección federal al proceso de negociación sindical y se estableció un conjunto de normas laborales justas. La Fair Labor Standards Act (Ley de Normas Laborales Justas) de 1938 fijaba el número máximo de horas de trabajo y el salario mínimo de la mayoría de las categorías profesionales.
Gracias a una enorme asignación de ayuda oficial de casi 5.000 millones de dólares se reforzaron los diversos planes y se inauguró un nuevo programa federal de ayuda al trabajo dirigido por el Instituto de Desarrollo del Trabajo. En 1935, el Congreso promulgó la Ley de Seguridad Social, que recogía tres proyectos fundamentales: un fondo de pensiones, un seguro de desempleo y subsidios para el bienestar social de distribución local. Estos programas, unidos a un nuevo plan de vivienda pública subvencionada, representaron el comienzo en Estados Unidos de lo que algunos autores han calificado como el Estado del Bienestar.
La necesidad de elaborar nuevas leyes disminuyó después de 1937 y la oposición a la prórroga del New Deal aumentó rápidamente, sobre todo en el Sur. Hacia 1939, la atención de la opinión pública se centraba principalmente en la política exterior y en la defensa nacional. El periodo New Deal había concluido, pero su aplicación amplió de modo definitivo el papel del gobierno federal, especialmente en lo referente a la normativa económica, el desarrollo de recursos y el mantenimiento de los ingresos. Aunque no consiguió estimular una recuperación económica completa, proporcionó al gobierno federal un mayor control sobre la oferta monetaria y los criterios de la Reserva Federal, además de una nueva perspectiva sobre las consecuencias económicas de su propio sistema de impuestos, préstamos y gastos, lo que permitió reducir las repercusiones de posteriores épocas de recesión. Por otro lado, la coalición favorable a esta legislación, reunida en torno al Partido Demócrata, venció en las elecciones de los años siguientes.

DESEMPLEO
Esta depresión produjo catorce millones de desempleados en Estados Unidos, seis en Alemania y tres en Gran Bretaña. En Australia la crisis fue especialmente dura, con más de un 35% de la fuerza laboral desempleada a principios de la década de 1930 y muchas de estas personas siguieron sin trabajo hasta la Segunda Guerra Mundial. Las distorsiones sociales, la migración generalizada en busca de empleo y el extremismo político se hicieron habituales y la muerte por enfermedades relacionadas con la malnutrición aumentó considerablemente en todo el mundo industrializado.
La Gran Depresión provocó importantes cambios en el comportamiento que se tenía frente al desempleo; esta nueva actitud se expresaba en las políticas del New Deal del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, quien introdujo en su país durante su gobierno la seguridad social, el seguro de desempleo y programas de trabajo público para utilizar el excedente laboral . La recuperación económica producida gracias a estas medidas demostró que el desempleo, de hecho, empeoró la depresión al reducir la demanda, y que el pago del seguro de desempleo era una carga mucho menor para la economía que la pérdida de poder adquisitivo que padecían los trabajadores desempleados. La depresión también inspiró a John Maynard Keynes que escribió su obra maestra, La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), en la cual establecía que una economía deprimida continuará a no ser que se revitalice gracias al gasto público. De esta manera persuadió a los gobiernos occidentales para que disminuyeran el desempleo mediante grandes déficit presupuestarios.


EL FMI
Tras su creación en 1946, el FMI hizo una importante reforma en 1962, cuando se firmó el Acuerdo General de Préstamos. Al principio, el Fondo pretendía limitar las fluctuaciones de los tipos de cambio de las monedas de los países miembros a un 1% por encima o por debajo de un valor central establecido respecto al dólar estadounidense que a su vez tenía un valor fijo respecto al patrón oro; el 25% de las aportaciones de los miembros debía hacerse también en oro. La primera reforma permitió la creación del Acuerdo General de Préstamos, firmado en 1962 al hacerse evidente que había que aumentar los recursos del Fondo. En 1967, la reunión del FMI en Río de Janeiro creó los derechos especiales de giro como unidad de cuenta internacional.
En 1971 el sistema de cambios del FMI se reformó, devaluando el dólar en un 10% y ampliando al 2,25% el margen de variación de los tipos de cambio. El fuerte aumento de los precios del petróleo en 1973 influyó de forma negativa sobre la balanza de pagos de los países miembros y rompió el sistema de tipos de cambio fijos creado en Bretton Woods. La modificación de los estatutos en 1976 terminó con el papel del oro como eje del sistema de cambios del FMI, forzando al abandono del patrón oro que ya en 1978 había sido sustituido por el dólar estadounidense.
A partir de 1982, el FMI dedicó la mayor parte de sus recursos a resolver la crisis de la deuda externa generada por el excesivo endeudamiento de los países menos industrializados. Ayudó a los endeudados a diseñar programas de ajuste estructural, respaldando esta ayuda con nueva financiación. Al mismo tiempo, animó a los bancos comerciales a incrementar sus líneas de crédito. A medida que se hacía patente que los problemas de los países miembros se debían a desajustes estructurales, el FMI creó nuevos instrumentos financieros y utilizó fondos provenientes de los países en mejor situación para facilitar liquidez a largo plazo a los que estuvieran dispuestos a reformar sus economías.
El FMI tiene nuevas competencias desde finales de la década de 1980, debido al colapso del comunismo en Europa y a la demanda de los países ex-comunistas para convertir sus economías en economías capitalistas. Para poder ayudar a estos países se crearon nuevos fondos para reformar las economías planificadas de los países de Europa central y oriental.
El FMI ha perdido en gran medida su estructura y sus objetivos iniciales; los tipos de cambio se determinan ahora en función de las fuerzas del mercado. Los actuales sistemas de control de cambios, como el mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo (SME), están vinculados a programas de convergencia diseñados para poder crear una moneda internacional, pero la crisis del SME en 1992 demostró la impotencia relativa del Fondo para hacer frente a los problemas cambiarios de las actuales economías desarrolladas. La crisis financiera de México en 1995 dejó patente una vez más que los fondos del FMI no son suficientes para controlar los flujos de capitales privados de la economía mundial. No obstante, sigue teniendo un papel importante para el desarrollo económico de los países menos desarrollados al facilitar la transición hacia una economía mundial integrada.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) es una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fundada junto con el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD) durante la Conferencia de Bretton Woods (New Hampshire, Estados Unidos) celebrada en 1944.Tiene como objetivo promocionar la cooperación monetaria internacional y facilitar el crecimiento equilibrado del comercio mundial mediante la creación de un sistema de pagos multilaterales para las transacciones corrientes y la eliminación de las restricciones al comercio internacional. El FMI es un foro permanente de reflexión sobre los aspectos relativos a los pagos internacionales; sus miembros tienen que someterse a una disciplina de tipos de cambio y evitar las prácticas restrictivas del comercio. También asesora sobre la política económica que ha de seguirse, promueve la coordinación de la política internacional y asesora a los bancos centrales y a los gobiernos sobre contabilidad, impuestos y otros aspectos financieros. Cualquier país puede pertenecer al FMI, que hoy cuenta con 179 miembros.

Los miembros se comprometen a informar al FMI sobre sus políticas económicas y financieras que afecten al tipo de cambio de su unidad monetaria nacional para que el resto de los miembros puedan tomar las decisiones oportunas. Cada socio tiene asignada una cuota de derechos especiales de giro (DEGs), la unidad de cuenta del Fondo desde
1969; su valor depende del promedio ponderado del valor de cinco monedas (en marzo de 1994 un DEG equivalía a 1,41 dólares estadounidenses). Este sistema sustituye al anterior que obligaba a los países a depositar el 75% de su cuota en moneda nacional y el 25% restante en oro. Las cuotas totales a finales de 1994 suponían 144.800 millones de DEGs. La cuota de cada miembro corresponde a su posición relativa en la economía mundial. La principal economía, la de Estados Unidos, tiene la mayor cuota, en torno a 19.000 millones de DEGs; la más pequeña asciende a unos 2 millones de DEGs. La cantidad de la cuota establece el poder de voto de cada miembro en las reuniones del FMI, cuántas divisas pueden obtener del Fondo y cuántos DEGs recibirá. Así, la Unión Europea posee el 25% de los votos y Estados Unidos en torno al 20 por ciento.
Los miembros con desequilibrios transitorios en su balanza de pagos pueden acudir al Fondo para obtener divisas de su reserva, creada con las aportaciones —en función de la cuota— de todos los miembros. El FMI también puede pedir dinero prestado de otras instituciones oficiales; Con el Acuerdo General de Préstamos de 1962 se autorizó al Fondo a acudir a la financiación del denominado Club de París que concedió un crédito de hasta 6.500 millones de dólares (más tarde se aumentó el crédito a 17.000 millones). Todo país miembro del FMI puede acudir a esta financiación con un límite temporal (cinco años) para resolver sus desequilibrios; después debe devolver las divisas al FMI. El prestatario paga un tipo de interés reducido para utilizar los fondos de la institución; el país prestamista recibe la mayor parte de estos intereses, el resto lo recibe el FMI para sufragar sus gastos corrientes. El FMI no es un banco, sino que vende los DEGs de un país a cambio de divisas .
El FMI también ayuda a los países a fomentar su desarrollo económico, por ejemplo, a los estados que integraron el Pacto de Varsovia (disuelto en 1991) para reformar sus economías y convertirlas en economías de mercado. Para ello, en 1993 se creó una partida especial transitoria que ayuda a estos países a equilibrar sus balanzas de pago y a mitigar los efectos del abandono del sistema de control de precios. Los instrumentos de ajuste estructural del FMI permiten a los países menos desarrollados emprender reformas económicas: a finales de marzo de 1994 se habían concedido 4.300 millones de DEGs a 44 países. Estos préstamos del FMI suelen incluir cláusulas relativas a la política económica nacional del país receptor de la ayuda, que han generado tensiones entre el FMI y los países más endeudados.


CONCLUSIÓN

Durante casi todo el siglo XX, el capitalismo ha tenido que hacer frente a numerosas guerras, revoluciones y depresiones económicas. La I Guerra Mundial provocó el estallido de la revolución en Rusia. La guerra también fomentó el nacionalsocialismo en Alemania, una perversa combinación de capitalismo y socialismo de Estado, reunidos en un régimen cuya violencia y ansias de expansión provocaron un segundo conflicto bélico a escala mundial. A finales de la II Guerra Mundial, los sistemas económicos comunistas se extendieron por China y por toda Europa oriental. Sin embargo, al finalizar la Guerra fría, a finales de la década de 1980, los países del bloque soviético empezaron a adoptar sistemas de libre mercado, aunque con resultados ambiguos. China es el único gran país que sigue teniendo un régimen marxista, aunque se empezaron a desarrollar medidas de liberalización y a abrir algunos mercados a la competencia exterior. Muchos países en vías de desarrollo, con tendencias marxistas cuando lograron su independencia, se tornan ahora hacia sistemas económicos más o menos capitalistas, en búsqueda de soluciones para sus problemas económicos.
En las democracias industrializadas de Europa y Estados Unidos, la mayor prueba que tuvo que superar el capitalismo se produjo a partir de la década de 1930. La Gran Depresión fue, sin duda, la más dura crisis a la que se enfrentó el capitalismo desde sus inicios en el siglo XVIII. Sin embargo, y a pesar de las predicciones de Marx, los países capitalistas no se vieron envueltos en grandes revoluciones. Por el contrario, al superar el desafío que representó esta crisis, el sistema capitalista mostró una enorme capacidad de adaptación y de supervivencia. No obstante, a partir de ella, los gobiernos democráticos empezaron a intervenir en sus economías para mitigar los inconvenientes y las injusticias que crea el capitalismo.
Así, en Estados Unidos el New Deal de Franklin D. Roosevelt reestructuró el sistema financiero para evitar que se repitiesen los movimientos especulativos que provocaron el crack de Wall Street en 1929. Se emprendieron acciones para fomentar la negociación colectiva y crear movimientos sociales de trabajadores que dificultaran la concentración del poder económico en unas pocas grandes corporaciones industriales. El desarrollo del Estado del bienestar se consiguió gracias al sistema de la Seguridad Social y a la creación del seguro de desempleo, que pretendían proteger a las personas de las ineficiencias económicas inherentes al sistema capitalista.
El acontecimiento más importante de la historia reciente del capitalismo fue la publicación de la obra de John Maynard Keynes, La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936). Al igual que las ideas de Adam Smith en el siglo XVIII, el pensamiento de Keynes modificó en lo más profundo las ideas capitalistas, creándose una nueva escuela de pensamiento económico denominada keynesianismo.
Keynes demostró que un gobierno puede utilizar su poder económico, su capacidad de gasto, sus impuestos y el control de la oferta monetaria para paliar, e incluso en ocasiones eliminar, el mayor inconveniente del capitalismo: los ciclos de expansión y depresión. Según Keynes, durante una depresión económica el gobierno debe aumentar el gasto público, aun a costa de incurrir en déficits presupuestarios, para compensar la caída del gasto privado. En una etapa de expansión económica, la reacción debe ser la contraria si la expansión está provocando movimientos especulativos e inflacionistas.
Durante los 25 años posteriores a la II Guerra Mundial, la combinación de las ideas keynesianas con el capitalismo generó una enorme expansión económica. Todos los países capitalistas, también aquellos que perdieron la guerra, lograron un crecimiento constante, con bajas tasas de inflación y crecientes niveles de vida. Sin embargo a principios de la década de 1960 la inflación y el desempleo empezaron a crecer en todas las economías capitalistas, en las que las fórmulas keynesianas habían dejado de funcionar. La menor oferta de energía y los crecientes costos de la misma (en especial del petróleo) fueron las principales causas de este cambio. Aparecieron nuevas demandas, como por ejemplo la exigencia de limitar la contaminación medioambiental, fomentar la igualdad de oportunidades y salarial para las mujeres y las minorías, y la exigencia de indemnizaciones por daños causados por productos en mal estado o por accidentes laborales. Al mismo tiempo el gasto en materia social de los gobiernos seguía creciendo, así como la mayor intervención de éstos en la economía.
Es necesario enmarcar esta situación en la perspectiva histórica del capitalismo, destacando su enorme versatilidad y flexibilidad. Los acontecimientos ocurridos en este siglo, sobre todo desde la Gran Depresión, muestran que el capitalismo de economía mixta o del Estado del bienestar ha logrado afianzarse en la economía, consiguiendo evitar que las grandes recesiones económicas puedan prolongarse y crear una crisis tan grave como la de la década de 1930. Esto ya es un gran logro y se ha podido alcanzar sin limitar las libertades personales ni las libertades políticas que caracterizan a una democracia.
La inflación de la década de 1970 se redujo a principios de la década de 1980, gracias a dos hechos importantes. En primer lugar, las políticas monetarias y fiscales restrictivas de 1981-1982 provocaron una fuerte recesión en Estados Unidos, Europa Occidental y el Sureste Asiático. El desempleo aumentó, pero la inflación se redujo. En segundo lugar, los precios de la energía cayeron al reducirse el consumo mundial de petróleo. Mediada la década, casi todos las economías occidentales se habían recuperado de la recesión. La reacción ante el keynesianismo se tradujo en un giro hacia políticas monetaristas con privatizaciones y otras medidas tendentes a reducir el tamaño del sector público. Las crisis bursátiles de 1987 marcaron el principio de un periodo de inestabilidad financiera. El crecimiento económico se ralentizó y muchos países en los que la deuda pública, la de las empresas y la de los individuos habían alcanzado niveles sin precedente, entraron en una profunda crisis con grandes tasas de desempleo a principios de la década de 1990. La recuperación empezó a mitad de esta década, aunque los niveles de desempleo siguen siendo elevados, pero se mantiene una política de cautela a la vista de los excesos de la década anterior.
El principal objetivo de los países capitalistas consiste en garantizar un alto nivel de empleo al tiempo que se pretende mantener la estabilidad de los precios. Es, sin duda, un objetivo muy ambicioso pero, a la vista de la flexibilidad del sistema capitalista, no sólo resulta razonable sino, también, asequible.











BIBLIOGRAFÍA

*Antonio Fernández. Historia del mundo Contemporáneo. Editorial Vicen- Vives, España, 1995.
* Times Books Ltd. Historia del Siglo XX. A división of Harper Collins, 1ª edición, 1996.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

muy interesante, me encantó , muchas gracias.

Bienvenido.

Claudio Villarroel Vidal cvillarroelvidal@gmail.com Deja tu comentario u aporte.