28 de agosto de 2009

PERÍODO DE ANARQUÍA POLÍTICA


PERÍODO DE ANARQUÍA POLÍTICA

Los conflictos internos y externos del período

Desde muy temprano en la historia política de nuestro país, las diferencias de opinión política dentro de la llamada oligarquía, terminaron por empujar a la confrontación a bastos sectores de la sociedad, de lo que resultó bandos de vencedores, vencidos y un lamentable saldo de pérdidas humanas. Más tarde, el país debió enfrentar un período de guerra externa contra una Confederación que reunió bajo el gobierno de Andrés de Santa Cruz a Bolivia y Perú (instaaurada por decreto el Lima el 28 de octubre de 1836); conficto del que Chile resultó victorioso y animado por un nuevo espíritu unitario y patriótico. No obstante, y en diversos períodos, los conflictos de la vida política llevaron a sus diversos actores a enfrascarse en disputas violentas que tomarán el cariz de guerras civiles, hasta hoy tristemente recordadas.

Período de anarquía política

La Revolucion de 1829 significó el fin de la tentativa del bando liberal por desarrollar en el país un proyecto federalista fundamentado jurídicamente en la Constitución de 1828. La oligarquía santiaguina, los conservadores y los integrantes del partido de los estanqueros, representados por las fuerzas del general Prieto, se impondrá sobre la facción del ejército liderada por el general Freire, quien defendió el proyecto liberal pipiolo, representado por los “constitucionales”. La Batalla de Lircay del día 17 de abril de 1830 dio la victoria al bando Pelucón (conservadores y estanqueros), destacando entre sus filas un nuevo líder político: Diego Portales. Después de este período de inestabilidad, a Portales, como ministro bajo la presidencia de Joaquín Prieto, se le considerará como “organizador de la República”; subordinando al ejército, conformando un poder ejecutivo fuerte, reorganizando una guardia cívica, y terminando con la opocición liberal pipiola al exiliar un importante número de ellos al Perú; todo por lo que se denomina a este período como República Autoritaria. El primer ministerio de Portales (1830-1831), instauró un gobierno fuerte, que inspiraba respeto y exigía obediencia, sacralizando y haciendo respetar el poder del nuevo Estado republicano tal como lo fue otrora el poder monarquico durante la colonia hispana, fenómeno considerado como la “restauración práctica del absolutismo en su forma tradicional, orgánica y permanente” ( La Fronda Aristocrática. Alberto Edwards. Editorial Universitaria. Santiago, Chile, 1985).

La guerra contra la Confederación Perú-Boliviana

Chile, con un nuevo marco jurídico proporcionado por la Constitución de 1833, encarnaba un férreo proyecto nacional bajo el régimen portaliano, el que fue puesto en cuestión ante la posible expansión de la Confederación Perú-Boliviana liderada por el general boliviano Andrés de Santa Cruz. Este aspiraba a reconstruir un Estado bajo los antiguos límites del virreinato peruano, lo que suponía la anexión de territorios que conformaban sus antiguas fronteras coloniales, lo que incluía a Chile. Otras razones ahondaron el conflicto: la competencia comercial marítima chilena con el Perú y la política intervencionista peruana en los asuntos internos chilenos mediante utilización de los liberales exiliados en ese país, con el general Freire a la cabeza. Esta intervención no solo se tradujo en el financiamiento del intento de Freire de retomar el poder en Chile (1836), también abría redundado en el asesinato del propio Portales por militares exaltados, en las proximidades del Valparaíso (6 de junio 1837).

Después de algunas tentativas de asaltos con fuerzas marítimas al Perú y acuerdos mal logrados, junto a un período de fuerte cohersión con el propósito de mantener la paz interna en el país, el Presidente Prieto y el ministro Tocornal enviaron una expedición al Perú en septiembre de 1837 al mando de Blanco Encalada. Desinteligencias en el mando chileno, y una hábil maniobra del general Santa Cruz, obligó a Blanco Encalada a optar por una salida honrosa de sus fuerzas de combate mediante el Tratado de Paucarpata (17 de noviembre de 1837), en el que se estableció la paz entre Chile y la Conferedación, desterrando sus rencillas. El gobierno chileno se mostró indignado, desconociendo el acuerdo concertado por el almirante Blanco Encalada. Una segunda expedición llega al Perú en agosto de 1838 al mando del general Manuel Bulnes, quién consagra la victoria para Chile en la Batalla de Yungay (20 de enero 1839), junto al Combate Naval de Casma (12 de enero de 1839). Con esta victoria Chile fortalece su sentido unitario, junto a la exsaltación patriótica de la población.

Entre las consecuencias de esta guerra destacan el exilio de Santa Cruz al Ecuador, el fin de la Confederación y el retorno del Perú a un proyecto republicano, además del reconocimiento de éste de la deuda contraida con Chile por el financiamiento de la Expedición Libertadora (1820), dirigida por el general San Martín y el almirante Lord Tomás Cochrane, que finalmente le proporciona su independencia.

La revoluciones de 1851 y 1859

El discenso político interno volvió a tomar un cause violento en 1851. Las diferencias entre las provincias y el centralismo santiaguino, y la competencia por el predominio político empujó a los grupos liberales de la ciudad de La Serena, y de tendencias “frondistas” de la ciudad de Concepción, estos últimos representando a la aristocracia regional.

En septiembre de 1851 de subleva el ejército del sur al mando de Pedro Felix Vicuña, Manuel Baquedano y Cornelio Saavedra.. Con posterioridad es tomada la ciudad de Concepción y Felix Vicuña es instituido como Intendente. La rebelión toma un caracter regionalista por la reacción a favor de la fronda regional de inspiración conservador, mientras que en Santiago la movilización de cuerpos rebeldes fue rápidamente sofocada.

El general Bulnes, leal al gobierno, reorganizó sus fuerzas con el fin de recuperar la ciudad de Concepción y Talca. El gobierno de Manuel Montt, recién asumido el gobierno, entregó el ministerio del Interior y Relaciones Exteriores a Antonio Varas, desarrollando consecuentemente un gobierno autoritario dado los requerimientos de la paz interior y el resguardo de la Constitución de 1833.

Las fuerzas revolucionarias del norte, al mando de José Luis Carrera, hijo el procer eindependentista, son vencidas en Petorca (IV región). La Batalla de Loncomilla (diciembre de 1851), entre las fuerzas rebeldes del general José María de la Cruz y el el general gobiernistas Manuel Bulnes, termina por mermar las fuerzas de ambos contingentes. Ante un inminente desastre, el día 16 de diciembre de 1851 firman el Tratado de Purapel, en el cual las fuerzas revolucionarias se entregaban al general Bulnes bajo la condición de acoger a los vencidos a una admistía que reconocía sus gados militares, mientras ellos reconocieran la autoridad del Presidente Montt.

Hacia 1859, el escenario político de la relación entre liberales y conservadores con el gobierno termina por gestar una implacable opocición, sumado al resentimiento que cusaba en regiones el centralismo de Santiago.

La aristocracia minera del norte, constituida por los hermanos Matta y los hermanos Gallo, se conforman como la opocición a Montt.

La revuelta fracasó en Valparaiso, Talca y Concepción, atento a lo cual el comité de Santiago intentó solicitarle a gGallo que detuviera la revuelta.

La revuelta en Valparaiso se incia el 28 de febrero encabezada por Horacio Manterola, frente a un contingente de obreros, con los que saquea los almacenes fiscales de la ciudad.

Copiapó se transformó en el centro de la revolución, donde se inicia la organización de un jejercito bien armado con el cual se dirige a la ciudad de La Serena, donde se encuentra con las fuerzas gobiernistas. En el combate de Quebrada Los Loros dá la victoria a las ferzas de Gallo. La revolución tomó camino hacia Chillán, donde fué contenida por las fuerzas del corone José Manuel Pinto en las orillas del estero Maipó, y más tarde vencida en la Batalla de Cerro Grande, fuerzas al mando de Juan Vidaurre Leal. Gallo debió huir a Argetina. el presidente Montt mantuvo el poder del gobierno y sus instituciones políticas intocadas

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Claudio Villarroel Vidal cvillarroelvidal@gmail.com Deja tu comentario u aporte.