14 de septiembre de 2009

El proceso de descolonización.



El proceso de descolonización

Los imperios coloniales

A partir de 1880, el imperialismo alcanzó ribetes inéditos, cuando las principales potencias europeas literalmente se repartieron el mundo. El móvil más poderoso fue la mera explotación económica del resto del planeta, con la justificación de la superioridad racial de Occidente. Los pueblos colonizados, en este escenario, sólo fueron espectadores del saqueo de sus riquezas y mano de obra barata. Lo señaló explícitamente un célebre historiador francés, Ernest Renan, en 1871: “La naturaleza ha hecho una raza de obreros, que es la raza china...; una raza de trabajadores de la tierra, que es la negra...; una raza de amos y soldados, que es la raza europea”.

Los vastos imperios coloniales erigidos por los europeos se localizaban sobre todo en África y Asia. Su extensión no fue sin resistencias, la expansión colonial tropezó más de alguna vez con fuertes oposiciones. Los británicos, por ejemplo, vivieron en guerra permanente. Enfrentaron violentas revueltas en Egipto (1882), Sudáfrica (1880-81 y 1898-1902, 1906), Rhodesia (1896) y Costa de Oro, hoy Ghana (1878-79 y 1896-1900). En Sudán fueron expulsados en 1885, y sólo lograron recobrar esta posesión tras ardua lucha entre 1896 y 1898. Los franceses enfrentaron rebeliones en Argelia y Túnez (1881) y nunca lograron dominar del todo las regiones ubicadas al sur del desierto del Sahara. En Indochina hubo fuertes choques con bandas armadas que se prolongaron hasta 1913-14.

La mayoría de los movimientos anti-occidentales se nutrieron de antiguas tradiciones tribales y religiosas. Pero también hubo casos donde poco a poco fue brotando un sentimiento nacionalista que otorgó sentido y legitimidad a la resistencia de muchos pueblos asiáticos y africanos. Así, en lugares como la India, Egipto, Túnez, Marruecos o Indochina, el nacionalismo sería el antecedente directo de los movimientos de liberación y el motor de la lucha anticolonial.

Antecedentes de la descolonización

Hacia finales de la Primera Guerra Mundial, los imperios coloniales comenzaron a trastabillar y debieron enfrentar cada vez mayores remezones. Los mayores perjudicados en los años de la postguerra fueron los alemanes, que perdieron todas sus colonias a manos de los vencedores, y el Imperio Turco-Otomano, cuya disolución permitió el surgimiento de buena parte de los Estados del Medio Oriente.

Los cimientos de los imperios coloniales se vieron sacudidos por una primera oleada descolonizadora después de la Segunda Guerra Mundial. La guerra terminó por sepultar la imagen de superioridad e invencibilidad que ostentaban las potencias imperialistas. Sus colonias fueron testigos de las humillaciones que habían sufrido algunas de estas potencias, como Inglaterra, Francia y Holanda, que no pudieron hacer nada para contener el avance de las tropas japonesas en el sudeste asiático. Al mismo tiempo, escaseaban los recursos para poder mantener las colonias, de manera que el vínculo con éstas se resintió notoriamente.

Por otra parte, el nacionalismo recibió nuevos impulsos, en la medida que quedaban al descubierto las consecuencias negativas de la dominación extranjera: el agotamiento de las materias primas, el empeoramiento de las condiciones de vida de la población autóctona y los propios abusos cometidos por colonos y militares. “Descubrí que no tenía derechos como hombre porque era indio”, expresó alguna vez Mohandas o Mahatma Gandhi (1869-1948), el gran mentor de la independencia de la India.

Las elites de muchos de los pueblos colonizados jugaron un papel decisivo a la hora de promover una conciencia emancipadora en sus territorios de origen. Los miembros de estas elites locales que habían estudiado en Europa o Estados Unidos, se fueron dando cuenta de la opresión de que eran objeto sus compatriotas y, cual Lautaro, buscarían los mecanismos para llevar a cabo la acción liberadora. Formaron partidos políticos organizados a imagen y semejanza de los que existían en las metrópolis, para conducir a sus pueblos por la senda de la independencia y el respeto a su modo de vida.

Entre los precursores de este modelo estuvo el Partido del Congreso, fundado en 1886 en la India. Durante el período de entreguerras y bajo el liderazgo de Gandhi, se comenzó a desarrollar una gran campaña de agitación contra el dominio británico. Entre sus principios políticos y espirituales figuró la no violencia o ahimsa (en sánscrito, ‘sin daño’) y la resistencia pasiva o Satyagraha frente a la represión inglesa. Pronto Gandhi se convirtió en el máximo exponente de la lucha por el autogobierno de la India, con un pensamiento que iluminó la reivindicación de los derechos humanos con una sabiduría completamente proveniente del Oriente.

El papel de la Organización de las Naciones Unidas, tras la Segunda Guerra Mundial, fue otro elemento que favoreció el éxito del proceso de descolonización. Entre los tres grandes ideales formulados en su declaración de principios de 1945, figuraba la autodeterminación de los pueblos. Si bien no se hicieron referencias explícitas sobre este tema en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la ONU no puso trabas a los países que se iban independizando para integrarse a este organismo internacional. En 1960, adoptó una resolución que enunciaba en forma categórica el derecho a la autodeterminación, cuestión que sería ratificada en los Pactos Internacionales de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y de Derechos Civiles y Políticos de 1966. Allí, la autodeterminación fue elevada al rango de condición fundamental de los derechos humanos.

Un último factor que coadyuvó a la primera oleada descolonizadora fue la actitud de las nuevas superpotencias. En plena Primera Guerra Mundial, el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, había planteado el principio de la autodeterminación nacional como uno de los pilares básicos en que debía basarse la convivencia internacional una vez que acabara el conflicto. Más adelante, Franklin D. Roosevelt dio una importante muestra de la actitud estadounidense, cuando en 1946 concedió la independencia a su colonia de Filipinas. En la U.R.S.S., en tanto, Lenin sostuvo la necesidad de dar a los pueblos coloniales el derecho a independizarse y constituirse en Estados. Más adelante, Stalin enfatizó siempre en su propaganda el derecho de las colonias a su autodeterminación, y de hecho, la liberación de las colonias fue un ingrediente decisivo de su política exterior. A ambas potencias les interesaba más tejer una red de apoyo político y militar, que intervenir mediante los viejos procedimientos coloniales en otros países.

Los procesos de descolonización en Asia y África

• Asia

En 1945 un solo Estado del Sudeste asiático era independiente, Siam convertido en Tailandia en junio de 1939. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial la emancipación de la región sería prácticamente total. Las victorias bélicas japonesas habían demostrado la fragilidad de los imperios coloniales.

Entre 1945 y 1955, la India, Pakistán, Birmania, Camboya, Laos, Vietnam, Siria, Indonesia, Malasia y Taiwan, entre otros, consiguieron su autonomía. No hubo una modalidad única de descolonización; la resistencia pacífica, patentada por los hindúes, se combinó con la violencia que fue particularmente cruenta en Indochina, en especial en el caso de Vietnam.

En la India, la independencia se venía fraguando hacía ya un buen tiempo. El Partido del Congreso, que representaba a la mayoritaria población hindú, en 1937 dominaba las asambleas locales permitidas por la corona británica. La resistencia pasiva introducida por Gandhi hizo que muchas personas perdieran el miedo y participaran de huelgas de hambre, “sentadas” en la calle, boicot a los productos ingleses o no pagaran los impuestos (desobediencia civil). La intensidad del movimiento independentista de la India no pudo ser contenida por los ingleses, presionados además en el frente interno por sectores que consideraban la mantención de las colonias como una carga económica y militar muy pesada.

La retirada de los ingleses se efectuó en medio de violentos enfrentamientos entre los hindúes, liderados por Gandhi y Jawaharlal Nehru (1889-1964), y los musulmanes agrupados en una Liga dirigida por Muhammad Alí Jinnah (1876-1948). Los musulmanes no se quisieron convertir en una minoría política y religiosa dentro de la India y reivindicaron la formación de un país independiente. Las negociaciones culminaron en la partición del territorio en dos unidades políticas separadas: la India y Pakistán. En agosto de 1947, finalmente, se decretó la independencia de ambos territorios con Nehru y Jinnah respectivamente como primeros mandatarios.



• África

La vida de Africa reveló también un protagonismo histórico nuevo en el siglo XX. Entre 1951 y 1977, se constituyeron cuarenta y tres Estados nacionales en este continente. El proceso de emancipación de la situación colonial se hizo progresivamente, territorio por territorio. La modalidad más común -especialmente en las posesiones británicas- fue una etapa de autonomía que antecedió la definitiva independencia, obtenida en no pocos casos por vía de la negociación con las debilitadas metrópolis europeas. Los mayores problemas, incluido el derramamiento de sangre, se registraron en las colonias que contaban con importantes minorías blancas, como Kenia y el sudeste africano.

Las décadas del 50 y del 60 fueron las más agitadas por la descolonización. En el norte de África, la oposición al gobierno francés se manifestó por medio de actos de sabotaje, emboscadas y motines a partir de 1947. En Argelia se conformó un Frente de Liberación Nacional, muy celoso de sus tradiciones, el cual desde 1954 lanzó una ofensiva para lograr la independencia de su país mediante ataques coordinados a edificios públicos, militares, puestos de policía e instalaciones de comunicaciones. También recurrió deliberadamente al terrorismo. Las hostilidades, en las que intervinieron 400.000 militares franceses, culminaron en 1962 con nuevos reveses para ese país europeo y la retirada de los ocupantes.

Los sucesos de Argelia, la derrota francesa en Indochina y el triunfo de la política nacionalista del presidente egipcio, Gamal Abdel Nasser (1918-1970), quien en 1956 logró el control del estratégico Canal de Suez a pesar de las presiones de potencias como Francia y Gran Bretaña; infundieron grandes esperanzas a los pueblos de las colonias africanas. El sentimiento nacional se propagó por todo el continente, nutriéndose del panafricanismo (unión de los países de África) que era promovido desde comienzos del siglo XX por diversos líderes continentales.

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Claudio Villarroel Vidal cvillarroelvidal@gmail.com Deja tu comentario u aporte.